viernes, 28 de marzo de 2008

Campo Vs. Gobierno: ¿Quién dará el brazo a torcer?

“Aun si el mundo fuera a estallar, yo igual plantaría un manzano”
Martin Luther King

Más de 16 días lleva el campo emitiendo su “reclamo” al gobierno con el fin de reducir el nivel de las retenciones y de recibir un aumento en los subsidios para los pequeños y medianos productores rurales. Los últimos dos discursos de la presidente Cristina Fernández de Kirchner (con su tradicional carisma ante sus seguidores), solo enfurecieron más al campo y no se consiguió llegar a un diálogo pacífico entre el gobierno y los ruralistas. ¿Quién dará primero el brazo a torcer?

Productos de alta rotación como la carne, ciertas verduras, el pollo, los huevos y obviamente los lácteos ya han comenzado a faltar en las góndolas de todo el país. Mar del Plata naturalmente no es la excepción y los grandes supermercados de la ciudad así como los pequeños comercios ya perciben la escasez de productos. Alberto Pellegrini, titular de la Organización de Consumidores Argentinos, afirmó que hablar de “desabastecimiento” es un término demasiado dramático para el momento pero no descartó su preocupación en la problemática relacionada a la falta de ciertos productos en los comercios.

De todos modos la situación es mucho peor en otras tantas ciudades, unidas a Buenos Aires y a otras zonas de producción por rutas comerciales. A pesar de que la ruta 2 no es meramente comercial, en Mar del Plata, la escasez de lácteos y carnes ya puede observarse en los grandes mayoristas distribuidores (ver Semana Santa: imposible disfrutar).

Cerca de las 19.30 del jueves finalizó el discurso de Cristina Fernández de Kirchner, donde intentó calmar las aguas al proponer el diálogo, siempre que los manifestantes levanten el paro y los cortes de ruta. Tras la finalización de su discurso, los ruralistas inmediatamente repudiaron las palabras de la presidenta electa y reforzaron las medidas de fuerza para continuar con el paro por tiempo indefinido (al otro día el campo decidió levantar el paro). Una cuestión esencial es que el gobierno y el campo hoy en día hablan diferentes idiomas. Kirchner habló de la masiva producción de soja en todo el país, la cual impide que las parcelas se utilicen para cosechar trigo, maíz o bien para desarrollar la ganadería. Esta producción de los sojeros, es exportada en más de un 93% en el mercado internacional. Es decir que una gran parte de las hectáreas de nuestro país son exclusivamente para trabajar y exportar la soja. Esto genera que los ingresos sean exclusivamente para los productores (con las reconocidas retenciones en aumento), que la carne y el maíz sufran un aumento debido a la menor cantidad de productores que existen y por último que el mercado interno no pueda satisfacerse por completo, razón por la cual nuevamente vuelven a incrementarse los precios. Las retenciones han crecido sin lugar a duda durante los últimos 3 meses en la Argentina y los dirigentes políticos tienen sus razones o excusas para justificar el debido aumento.

Del otro lado de la vereda, o mejor dicho en el medio de la ruta, están los productores rurales con sus razones lógicas para emitir los correspondientes reclamos. Un menor índice de crecimiento durante el último año, escasez de subsidios para los pequeños y medianos productores entre los que encontramos tamberos y ganaderos principalmente y un nivel de retenciones con 14% de aumento en el último período antes y durante la cosecha. Sin subsidios suficientes, sin la debida inversión y con el nivel de las retenciones, el campo comenzó a obtener menos ganancias y a salir perjudicados. Más allá de proponer una reforma agraria o de cortar las rutas nacionales, el reclamo del campo es aceptable siempre que no perjudique la libertad de la sociedad para transitar libremente por el territorio nacional, así como la Constitución estipula. Sin embargo es muy valioso que la sociedad rural y los productores de todo el país (los que invierten miles de pesos en fletes y los que están cerca de la ciudad), se hayan agrupado en muchas provincias del país para hacerse oír bajo un mismo pedido de igualdad y trabajo. Quizá no es la manera indicada porque su medida de fuerza repercute directamente en la sociedad y no en el gobierno, pero es aquí donde nuestros gobernantes deberán encontrar el camino más viable para evitar un mal mayor y ponerle fin al conflicto.

El campo y el gobierno hablan estos dos idiomas diferentes y no parece haber traductor que logre hacerlos dialogar pacíficamente. Se pidió que primero se levante el paro para llegar al diálogo, mientras que el campo exigió un descenso en las retenciones para permitir la libre circulación en las rutas y evitar que el problema siga intensificándose.

Una guerra de verdades y mentiras, de patriotismo y oportunismo político. Un conflicto sociopolítico entre un poderoso sector económico de nuestro país y el gobierno nacional hace meses renovado, que no parece tener mediador ni pronta solución. Mientras el diálogo continúe ausente, los productos seguirán faltando en las góndolas y los productores continuarán en "guerra" con la Rosada. Quizá retroceder no es un símbolo de debilidad, y sentarse a dialogar tampoco terminará con los beneficios que el campo ha obtenido después de tanta lucha en la historia del siglo XX. ¿Quién dará primero el brazo a torcer? ¿Cuál es la solución más viable al conflicto? ¿Quién debería intervenir? ¿Hasta cuando el campo enfrentado al gobierno? Un nuevo dilema entre perder libertad y apostar al futuro del progreso de la República Argentina.

"Sólo existe un sentimiento mayor que el amor a la libertad: el odio al que te la quita"
Ernesto Che Guevara